Grupo 1: Antonio Albornoz, María Noel Casá, Danisa Monte, Tala Roman, Betiana Simonutti
Comenzamos la clase del miércoles 03 de mayo retomando la propuesta de trabajo para el módulo 1
de la materia. En esta oportunidad, el grupo 2 fue el primero en tomar la palabra, no sin antes
exponer el video consignado: “El rol de los medios”, de Peter Capusotto. De este dispositivo
disparador surgieron varias lecturas que fueron compartidas por lxs compañerxs del grupo (y luego,
claramente, complementadas por las opiniones del resto de la clase). De nuestros apuntes pudimos
rescatar, fundamentalmente, la reflexión propuesta acerca del papel que ejercen los grandes medios
a la hora de manifestar, muchas veces de manera implícita, las directrices de lo que podría
considerarse un pensamiento hegemónico (plasmado satíricamente en el video como “mensajes
subliminales”) que va a contramano de los intereses de las mayorías. No obstante, es un
pensamiento que adquiere prevalencia en las sociedades actuales consumidoras de medios. En este
punto se cuelan ciertas nociones compartidas por lxs compañerxs del grupo, que a la vez surgen de
las lecturas consignadas: por una parte, el texto de Mastrini y Becerra “Periodistas y Magnates:
Estructura y Concentración de las Industrias culturales en América Latina” del año 2006, y por otra
la entrevista titulada “La credibilidad en los medios como institución social es baja” publicada en
Página12 en febrero de este año, donde se realiza un análisis del big data de los medios. Surge de
este último la idea de una “brecha” que separa la oferta de los medios y lo que consumen las
audiencias. “Los medios le dan mucha importancia a cosas que a la gente no le interesa”, se dijo en
algún momento abriendo otro punto importante de debate, ¿qué pasa con la banalización del
contenido mediático? ¿La demanda de ese tipo de prensa hace surgir la oferta, o es a la inversa?
Comenzamos la clase del miércoles 03 de mayo retomando la propuesta de trabajo para el módulo 1
de la materia. En esta oportunidad, el grupo 2 fue el primero en tomar la palabra, no sin antes
exponer el video consignado: “El rol de los medios”, de Peter Capusotto. De este dispositivo
disparador surgieron varias lecturas que fueron compartidas por lxs compañerxs del grupo (y luego,
claramente, complementadas por las opiniones del resto de la clase). De nuestros apuntes pudimos
rescatar, fundamentalmente, la reflexión propuesta acerca del papel que ejercen los grandes medios
a la hora de manifestar, muchas veces de manera implícita, las directrices de lo que podría
considerarse un pensamiento hegemónico (plasmado satíricamente en el video como “mensajes
subliminales”) que va a contramano de los intereses de las mayorías. No obstante, es un
pensamiento que adquiere prevalencia en las sociedades actuales consumidoras de medios. En este
punto se cuelan ciertas nociones compartidas por lxs compañerxs del grupo, que a la vez surgen de
las lecturas consignadas: por una parte, el texto de Mastrini y Becerra “Periodistas y Magnates:
Estructura y Concentración de las Industrias culturales en América Latina” del año 2006, y por otra
la entrevista titulada “La credibilidad en los medios como institución social es baja” publicada en
Página12 en febrero de este año, donde se realiza un análisis del big data de los medios. Surge de
este último la idea de una “brecha” que separa la oferta de los medios y lo que consumen las
audiencias. “Los medios le dan mucha importancia a cosas que a la gente no le interesa”, se dijo en
algún momento abriendo otro punto importante de debate, ¿qué pasa con la banalización del
contenido mediático? ¿La demanda de ese tipo de prensa hace surgir la oferta, o es a la inversa?
Se mencionaron algunos ejemplos y uno muy claro: cuando asumió Macri lo más visto en las
plataformas de diarios digitales fue el look de la primera dama. De esta forma el debate desembocó
en las redes sociales. La importancia de esta nueva forma de consumo de noticias nos interpela y
nos plantea también ciertas dudas acerca de si estas plataformas incipientes garantizan
efectivamente la pluralidad de voces o si, en verdad, continúa repitiéndose la estructura que facilita
la concentración de la palabra, o de “la verdad” (más adelante volveremos sobre ello). Existe hoy un
crecimiento exponencial de las cantidades de información circulante pero no es menos cierto que
existe también una mayor concentración de la palabra.
Tomando esta cuestión de la “pluralidad de voces”, y recuperando los aportes del texto de Mastrini
trabajado por el grupo, se bajó a debate la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La
concentración (y principalmente la centralización) de la producción y distribución de productos
comunicacionales en nuestro país, y cómo aquella legislación venía a saldar esta deuda pendiente
con la sociedad –si entendemos el acceso a la información como un derecho inalienable- fueron los
puntos nodales de la discusión que trajo consigo el aporte de una compañera: la reorganización del
espectro radioeléctrico, finito y limitado per se, pretendía evitar la concentración de grupos, otorgando mayores licencias, y regulando la actividad en este rubro. La derogación por decreto de
esta legislación manifiesta sus motivaciones de manera más clara si podemos pensar todos estos
puntos atendiendo a la importancia del dominio hegemónico de los grupos de medios más importantes. Esclarecedor resulta el ejemplo de los negocios con el fútbol y la televisación de los
partidos por parte del Estado, que fue mencionado en clase y dio lugar a variadas consideraciones.
plataformas de diarios digitales fue el look de la primera dama. De esta forma el debate desembocó
en las redes sociales. La importancia de esta nueva forma de consumo de noticias nos interpela y
nos plantea también ciertas dudas acerca de si estas plataformas incipientes garantizan
efectivamente la pluralidad de voces o si, en verdad, continúa repitiéndose la estructura que facilita
la concentración de la palabra, o de “la verdad” (más adelante volveremos sobre ello). Existe hoy un
crecimiento exponencial de las cantidades de información circulante pero no es menos cierto que
existe también una mayor concentración de la palabra.
Tomando esta cuestión de la “pluralidad de voces”, y recuperando los aportes del texto de Mastrini
trabajado por el grupo, se bajó a debate la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La
concentración (y principalmente la centralización) de la producción y distribución de productos
comunicacionales en nuestro país, y cómo aquella legislación venía a saldar esta deuda pendiente
con la sociedad –si entendemos el acceso a la información como un derecho inalienable- fueron los
puntos nodales de la discusión que trajo consigo el aporte de una compañera: la reorganización del
espectro radioeléctrico, finito y limitado per se, pretendía evitar la concentración de grupos, otorgando mayores licencias, y regulando la actividad en este rubro. La derogación por decreto de
esta legislación manifiesta sus motivaciones de manera más clara si podemos pensar todos estos
puntos atendiendo a la importancia del dominio hegemónico de los grupos de medios más importantes. Esclarecedor resulta el ejemplo de los negocios con el fútbol y la televisación de los
partidos por parte del Estado, que fue mencionado en clase y dio lugar a variadas consideraciones.
Y de allí nos fuimos directamente a otra pregunta de los profesores ¿Qué pasa con el entretenimiento en los medios? ¿Está separado el entretenimiento de la información? ¿Cómo hace el poder para que la gente crea que el entretenimiento no tiene realidad? Es decir, mediante qué mecanismo logra este propósito. El poder permanentemente está configurando y reconfigurando la ideología. Se van construyendo subjetividades, mediante por ejemplo los dibujos animados, se van naturalizando ciertas prácticas, haciendo “lo normal”, y permitiendo un adoctrinamiento desde la inocencia. El poder es normalizador. En Los Picapiedras y en Los Supersónicos (dibujos que muestran el pasado y el futuro) podemos ver como la mujer está en la casa, el hombre en lo público y la propiedad es privada; ese esquema está dado y nadie sugiere que eso puede ser de otra forma.
Entonces pasamos al siguiente grupo. El grupo 6 introdujo sus reflexiones a partir del video de Darío Sztajnszrajber donde desarrolla sus apreciaciones sobre la Posverdad y el papel que asumen los medios en estos esquemas construidos de la realidad. Se generan acuerdos, “consensos”, de lo que es la verdad, porque hay gente a la que estas construcciones le sirven, cuajan con sus intereses y he aquí la trascendencia del poder mediático: van construyendo formatos de pensamiento, la información pasa a un segundo plano. En este debate también se filtró la noción de “verosimilitud”, no como fenómeno exclusivamente posmoderno ya que desde Aristóteles a esta parte se viene pensado en dicha categoría, pero sí como mecanismo fundamental para la distribución de información (cierta o falsa, eso no importa). Darío Z menciona dos características en los que se da ese formateo al que hacíamos referencia; la insistencia de un pensamiento binario, la exaltación de los estados de ánimo. En esta línea de análisis es imposible no mencionar a Foucault, su concepción de poder normalizador y la existencia indispensable de una resistencia. El material de lectura que tenía indicado este grupo era el primer capítulo de “La batalla de la comunicación. De los tanques mediáticos a la ciudadanía de la información” de Luis Lázaro que trabaja los “falsos paradigmas del cambio tecnológico” y el artículo sobre los despidos en Radios Nacional “Telegramas con aroma a persecución” de Página12. A través de estos, los integrantes del grupo complementaron las apreciaciones surgidas del video. Fundamentalmente del primero de los textos se habló de la tesis propuesta por el autor, vinculada a la necesidad de participación activa por parte de los receptores y de la creciente individualización que viene de la mano del expansionismo de las TICs. “El capitalismo financiero descoloca a la política como articulación entre el Estado y la sociedad”, se remató en un intento de sintetizar la propuesta del autor. Por último, y apropósito de la configuración de ese sentido común que habláramos anteriormente, el profesor recomendó que viéramos un fragmento de la conferencia del Vicepresidente de Bolivia, García Linera, que se titula“Los intelectuales tenemos que salir de la academia”
A modo de cierre expuso el grupo número 4 luego de dos videos de Capusotto de “El hijo reclamador”. Se habló de cómo se crea una sensación de seguridad gracias a las tecnologías y que,
eventualmente, esto se termina convirtiendo en una ficción a la que quedamos sujetos de manera obsesiva (exaltación de los estados de ánimo). El artículo de La Nación “La democracia no está
preparada para la era digital y está siendo destruida” y los capítulos de “La tecnología es orgánica al
proyecto del capitalismo contemporáneo” y “Tecnologías digitales: más preguntas que respuestas” de S. Comba y E. Toledo, fueron los textos trabajados por el cuarto grupo. De éstos segregaron varios temas de análisis. El fenómeno de globalización, tal como lo conocemos hoy, sería impensable sin la existencia de la tecnología: se torna una pieza fundamental para el funcionamiento de nuestro sistema. No hay ningún problema hasta que nos empezamos a preguntar por la “imparcialidad” de estas nuevas formas de socialización, ¿es realmente neutral la tecnología? ¿Podemos fiarnos absolutamente de los sistemas tecnológicos si al mismo tiempo apreciamos que estos fueron diseñados por personas con intereses específicos? La respuesta se dice sola. Los dispositivos tecnológicos son claves para entender cómo nos movemos y cómo interactuamos y, es por esto que depositamos en ellos grandes cantidades de información personal. Se nos hace ineludible preguntarnos a quiénes van todos esos datos y para qué serán utilizados. La manipulación
de información privada, de nuestras vidas, nuestros gustos e intereses, por parte de los que poseen
los derechos sobre esas tecnologías, es la esencia constitutiva de las sociedades de control
contemporáneas. Sin embargo, la tecnología es incuestionable. Se naturaliza. Se normaliza.
Entonces pasamos al siguiente grupo. El grupo 6 introdujo sus reflexiones a partir del video de Darío Sztajnszrajber donde desarrolla sus apreciaciones sobre la Posverdad y el papel que asumen los medios en estos esquemas construidos de la realidad. Se generan acuerdos, “consensos”, de lo que es la verdad, porque hay gente a la que estas construcciones le sirven, cuajan con sus intereses y he aquí la trascendencia del poder mediático: van construyendo formatos de pensamiento, la información pasa a un segundo plano. En este debate también se filtró la noción de “verosimilitud”, no como fenómeno exclusivamente posmoderno ya que desde Aristóteles a esta parte se viene pensado en dicha categoría, pero sí como mecanismo fundamental para la distribución de información (cierta o falsa, eso no importa). Darío Z menciona dos características en los que se da ese formateo al que hacíamos referencia; la insistencia de un pensamiento binario, la exaltación de los estados de ánimo. En esta línea de análisis es imposible no mencionar a Foucault, su concepción de poder normalizador y la existencia indispensable de una resistencia. El material de lectura que tenía indicado este grupo era el primer capítulo de “La batalla de la comunicación. De los tanques mediáticos a la ciudadanía de la información” de Luis Lázaro que trabaja los “falsos paradigmas del cambio tecnológico” y el artículo sobre los despidos en Radios Nacional “Telegramas con aroma a persecución” de Página12. A través de estos, los integrantes del grupo complementaron las apreciaciones surgidas del video. Fundamentalmente del primero de los textos se habló de la tesis propuesta por el autor, vinculada a la necesidad de participación activa por parte de los receptores y de la creciente individualización que viene de la mano del expansionismo de las TICs. “El capitalismo financiero descoloca a la política como articulación entre el Estado y la sociedad”, se remató en un intento de sintetizar la propuesta del autor. Por último, y apropósito de la configuración de ese sentido común que habláramos anteriormente, el profesor recomendó que viéramos un fragmento de la conferencia del Vicepresidente de Bolivia, García Linera, que se titula“Los intelectuales tenemos que salir de la academia”
A modo de cierre expuso el grupo número 4 luego de dos videos de Capusotto de “El hijo reclamador”. Se habló de cómo se crea una sensación de seguridad gracias a las tecnologías y que,
eventualmente, esto se termina convirtiendo en una ficción a la que quedamos sujetos de manera obsesiva (exaltación de los estados de ánimo). El artículo de La Nación “La democracia no está
preparada para la era digital y está siendo destruida” y los capítulos de “La tecnología es orgánica al
proyecto del capitalismo contemporáneo” y “Tecnologías digitales: más preguntas que respuestas” de S. Comba y E. Toledo, fueron los textos trabajados por el cuarto grupo. De éstos segregaron varios temas de análisis. El fenómeno de globalización, tal como lo conocemos hoy, sería impensable sin la existencia de la tecnología: se torna una pieza fundamental para el funcionamiento de nuestro sistema. No hay ningún problema hasta que nos empezamos a preguntar por la “imparcialidad” de estas nuevas formas de socialización, ¿es realmente neutral la tecnología? ¿Podemos fiarnos absolutamente de los sistemas tecnológicos si al mismo tiempo apreciamos que estos fueron diseñados por personas con intereses específicos? La respuesta se dice sola. Los dispositivos tecnológicos son claves para entender cómo nos movemos y cómo interactuamos y, es por esto que depositamos en ellos grandes cantidades de información personal. Se nos hace ineludible preguntarnos a quiénes van todos esos datos y para qué serán utilizados. La manipulación
de información privada, de nuestras vidas, nuestros gustos e intereses, por parte de los que poseen
los derechos sobre esas tecnologías, es la esencia constitutiva de las sociedades de control
contemporáneas. Sin embargo, la tecnología es incuestionable. Se naturaliza. Se normaliza.
Volvemos a Foucault y a Darío, y una pregunta del profesor cierra el encuentro ¿Por qué el filósofo mete al feminismo en todo esto? Algunas cosas se dijeron antes de que alguien atinara la respuesta
que buscaba. Hoy el feminismo es el principal movimiento revolucionario. El feminismo se
constituye como la única respuesta posible ante la monstruosidad del poder porque cuestiona. Pone
en duda y llama a hacer política hasta en los lugares más mínimos. El lema es claro y se lleva como
bandera: lo personal es político.
que buscaba. Hoy el feminismo es el principal movimiento revolucionario. El feminismo se
constituye como la única respuesta posible ante la monstruosidad del poder porque cuestiona. Pone
en duda y llama a hacer política hasta en los lugares más mínimos. El lema es claro y se lleva como
bandera: lo personal es político.
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