Por: Andrea Antola - Pamela Di Lorenzo - Ricca Joana - Nabila Rebuffo - Valentina Pautassi
Grupo 1: “Sistema mediático y de poder” - Denis de Moraes (2013).
Grupo 1: “Sistema mediático y de poder” - Denis de Moraes (2013).
El gran problema del Neoliberalismo en los medios de
comunicación es el punto de vista que tienen, ya que lo consideran como un
negocio y no como un derecho de libertad y pluralidad de voces.
Sistema de medios como un árbol: es una producción
compulsiva de comunicación pero sin diversidad, se habla mucho de lo mismo y no
hay cuestiones de fondo enriquecedoras. Producen un discurso hegemónico.
La comunicación se presenta como una imposición cultural
del mercado que la regula. Una producción monopólica donde se establecen
receptores pasivos. De esta forma, la comunicación es considerada como una
mercancía más regulada por el mercado.
El autor plantea que el sistema mediático desempeña un
doble rol estratégico. El primero, refiere a su condición de agente discursivo
de la globalización y el neoliberalismo, además de legitimar el ideario global
lo transforma en el discurso social hegemónico. Se intenta neutralizar el
pensamiento crítico y al mismo tiempo reducir el espacio para ideas
alternativas y contestatarias.
El segundo rol que ejercen los conglomerados de medios
es el de agentes económicos. El sistema corporativo estalla y al mismo tiempo,
la competitividad también ocupa un lugar importante implicando la adaptación a
demandas de clientelas específicas.
Grupo 2: “Democracia y Libertad
de prensa” - Pascual Serrano (2011).
“Libertad de prensa” no como libertad de expresión
sino como derecho a informar y estar informado es la principal diferencia que
atañe el autor al comenzar el capítulo.
“Confundir la libertad de prensa con libertad de
expresión es como confundir el derecho a la salud a crear y poner en
funcionamiento un hospital”, en textuales palabras de Serrano.
Durante la Revolución Francesa se acuñó el término
“Cuarto poder” para referirse a los medios de comunicación, es decir, ese poder
ciudadano vigilaría los otros tres poderes: Ejecutivo,
Legislativo, Judicial. Pero este cuarto poder, es el que se vio amenazado y
controlado por el poder económico, es decir, por los procesos neoliberales
sufridos en las décadas del 80 y 90 dejando de lado a la opinión pública como
elemento fundamental del ejercicio del poder.
Este cuarto poder es mediático, no tiene legitimidad
democrática porque nadie los elige. Los medios no tienen un contrapoder, los
dueños no son empresarios de la comunicación sino emporios empresariales con
acciones e intereses en todos los sectores. Los medios no ejercen el derecho a
la libertad de expresión, ejercen el derecho a la censura puesto que deciden
qué es lo que se publica y lo que no.
A partir de estos procesos neoliberales podemos
comenzar a comprender a dónde nos están llevando los medios de comunicación,
propiedades de grandes empresas privadas y su incompatibilidad con los valores
de la democracia: “un periodista estadounidense comentó que en su país se
podría escribir contra un presidente demócrata o contra un presidente
republicano, pero lo que nunca se podía publicar es la noticia de que se
hubiese encontrado una mosca en la Coca - Cola”.
Una democracia debe garantizar el derecho
ciudadano a informar y ser informado, no puede quedar en manos de las grandes
empresas de comunicación privadas sin participación democrática.
Además de los grandes grupos empresariales que manejan
la comunicación, el autor hizo referencia al rol del Estado monopólico: cuando
el propio Estado ahoga la comunicación.
En una democracia representativa, el Estado debe ser
el garante de los valores de pluralidad, democracia y participación en
los medios de comunicación
Grupo 3: “Entender la comunicación como un valor estratégico”
- Sergio Fernández Novoa (2004).
…”los grandes medios disponen de enormes facilidades
para influir sobre las respuestas colectivas de la sociedad”.
La situación de carácter monopólica en materia
económica y comunicacional, se expresa en América Latina y particularmente en
nuestro país, poniendo en tela de juicio la existencia de una verdadera
democracia. Estas tendencias subordinan el carácter social de la comunicación
al poder económico y avanzan a contramano de una de las conquistas salientes de
la comunidad mundial: el derecho a la información y a la libertad de
expresión.
Los cambios producidos a partir del gran avance
tecnológico conforman y son parte de una sociedad que está en plena
construcción y que transita en lo que se ha denominado la “sociedad de la
información”. Es importante que el Estado garantice la pluralidad de voces, es
decir, a los medios como derecho político y libertad de expresión. Medios como
formadores de ideologías y no medios que impongan una ideología.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en
su artículo 19, estipula que “todo individuo tiene derecho a la libertad de…
expresión”, el reto de la sociedad de la información es asegurar este derecho
para todos. Sin embargo, este derecho está constantemente violado. Algunos
gobiernos restringen la libertad de expresión mediante medidas tecnológicas y
legales.
En Argentina, la vigencia de la Ley 22.285, es una
muestra del atraso reinante en esta materia. Por eso, es imprescindible que la
nueva Ley promueva la multiplicidad de voces, que se oponga a los monopolios,
como así también, los medios traten y trabajen sobre los derechos humanos para
convertirlos en la base de la comunicación. El Estado debe ser garante del
derecho a la comunicación. El derecho a la comunicación es habilitante a
otros derechos.
ENTENDER A LA COMUNICACIÓN COMO UN VALOR ESTRATÉGICO
ES FUNDAMENTAL.
Comentarios